Y, ¿Ahora qué? Otra puta hoja en blanco que espera a ser
decorada por mis palabras sin sentido de efecto o de causa, simplemente un
conjunto de letras que necesito expulsar de mi mente, o de mi interior según
como se precien, darles un formato y exponerlas ante este texto insulso y con
un declive que genera en rabia, empatía, énfasis y utopía.
Sinceramente, no sé que pretenden hacer mis palabras aquí y
ahora, es como si viesen algo vacío y quisiesen darle un mero sentido. Que
osadas resultan cuando todavía están en mi mente y cuanto les cuesta salir de
ella, mostrándose tal y como son, con esa transparencia de mi mirada cuando se
detiene ante la tuya, instantes antes de ese beso que sabe mejor que cualquier
palabra del mundo, pero ojo, aquí no he venido a hablar de ti y de mi, sino de
las palabras, y que bien juegan en tu boca cuando me dices que me quieres y en
realidad solo es producto de mi imaginación, porque en mi recuerdos, no consta esa
frase en mi diccionario sentimental, todo fue fruto de un deseo incontrolable
entre nuestros cuerpos desnudos fuera de control.
Otra vez pierdo el norte pensando en ti y en lo
bien que lo pasamos, olvidándome de las palabras, de los juegos, del deseo
carnal y de tu sonrisa que sigo llevando clavada en mi retina. No me dejes que
sueñe con volver a tenerte entre mis brazos y que el roce de tu piel encienda
mi entrepierna, solo quiero no soñarte, quiero que estés delante de mí
nuevamente para que pueda describir con palabras lo bellísima que eres, pero
soy incapaz de hacerlo sin que me quede con la boca entreabierta y que mis
ganas de devorarte se apoderen de mi, dejando fluir toda la pasión que llevamos
dentro cuando nos juntamos.
Vuelvo a dejar en un punto y aparte mis palabras, sin darle un formato y un sentido lógico a todo esto, pero que más da, son solo eso, palabras que se quedaron latentes en ese rincón perdido de mi mente, por tiempo indeterminado.